Vivimos en la era de la velocidad. El mundo que nos rodea se mueve con más rapidez de lo que jamás había hecho. Nos esforzamos por ser más eficientes, más productivos, por hacer más cosas por minuto, por hora, por día.
Somos esclavos de los horarios, del ruido, del consumo, de la hipoteca y de lo que se espera de nosotros, y eso equivale simplemente a sobrevivir pero no a vivir consciente y responsablemente.
Vivimos siempre en el carril rápido y hemos creado una cultura de la prisa donde buscamos hacer cada vez más cosas con cada vez menos tiempo. Hemos generado una especie de dictadura social que no deja espacio para la pausa, para el silencio, para todas esas cosas que parecen poco productivas. Un mundo tan impaciente y tan frenético que hasta la lentitud la queremos en el acto.
Pero resultado de todo aquello, es que para este mundo capitalista y consumista, cada uno de nosotros es un engranaje más en esta maquina gigantesca de hacer más y más dinero. No percibimos que somos esclavos inconscientes de este sistema. Somos esclavos del trabajo, del dinero y hasta de la propia imagen. Y en todo ello, somos victimas también de la vorágine tecnológica. A pesar de todas las innumerables posibilidades y ventajas que ésta otorga; esta puede llegar a ser algo extremadamente contraproducente.
Por causa del materialismo, las personas buscan obtener lo ultimo en tecnología para no quedarse atrás (rasgo típico de una sociedad que requiere ciertos requisitos de pertenencia –tener o no tener, sino, no existo- parafraseando similarmente a Hamlet).
Somos esclavos de los horarios, del ruido, del consumo, de la hipoteca y de lo que se espera de nosotros, y eso equivale simplemente a sobrevivir pero no a vivir consciente y responsablemente.
Vivimos siempre en el carril rápido y hemos creado una cultura de la prisa donde buscamos hacer cada vez más cosas con cada vez menos tiempo. Hemos generado una especie de dictadura social que no deja espacio para la pausa, para el silencio, para todas esas cosas que parecen poco productivas. Un mundo tan impaciente y tan frenético que hasta la lentitud la queremos en el acto.
Pero resultado de todo aquello, es que para este mundo capitalista y consumista, cada uno de nosotros es un engranaje más en esta maquina gigantesca de hacer más y más dinero. No percibimos que somos esclavos inconscientes de este sistema. Somos esclavos del trabajo, del dinero y hasta de la propia imagen. Y en todo ello, somos victimas también de la vorágine tecnológica. A pesar de todas las innumerables posibilidades y ventajas que ésta otorga; esta puede llegar a ser algo extremadamente contraproducente.
Por causa del materialismo, las personas buscan obtener lo ultimo en tecnología para no quedarse atrás (rasgo típico de una sociedad que requiere ciertos requisitos de pertenencia –tener o no tener, sino, no existo- parafraseando similarmente a Hamlet).
La rapidez en la información (que conlleva a un vacío y frivolización de los contenidos); lo conciso en la lectura; la falta de privacidad y sobre todo y más importante, la implícita comodidad a la hora de realizar tareas que, a fin de cuentas, terminan anulando y desechando el potencial que los seres humanos tienen pero que es reemplazado por la tecnología.
Y en lo que se refiere al papel que ésta juega a la hora del entretenimiento, ni hablar, claramente es la distracción perfecta de las cosas que verdaderamente importan.
En conclusión, no queda duda alguna que nos manipula constantemente y las desventajas que su uso implica pesan mucho más que las ventajas que, supuestamente, debería dar.
Creo que en un futuro no muy lejano se van a notar estas diferencias aún más.
Revisar el mail solo dos veces por día.... apagar los celulares para disfrutar a pleno cada momento, tomarse tiempo para conversar con alguien sin interrupciones, leer cómodamente un libro extenso... Todas estas propuestas se convocan bajo la idea de mejorar la calidad de vida: acabar con las muertes por stress, el exceso de trabajo, los ataques de pánico, etc.
La tecnología avanza a pasos agigantados y no hay forma de pararla porque esta implica un gran negocio; no para en absoluto. En una u otra rama siempre esta en constante evolución. A veces para bien, muchas más para mal, solo tenemos que tener la astucia de ser nosotros los que tengamos el control sobre ella y no al revés. De hecho, ella misma es un instrumento formidable en los cambios sociales a nivel mundial y es para ser estudiada a nivel sociológico.
La tecnología, su velocidad y precisión continuara inexorablemente. Es la evolución como la suelen llamar….
Pearl Jam - Do the Evolution
Logos - Generacion Mutante
fuentes?
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