El Catafracto

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viernes, 10 de junio de 2011

La democracia: ¿Existe en verdad?


"EL CIRCO DE LA DEMOCRACIA
Y SUS TITERES"





1. “Lo llaman democracia y no lo es…”

Hasta hace relativamente poco tiempo, el ciudadano medio -el que ve la tele y lee los periódicos creyendo informarse- solía poner una mueca de incredulidad o de rechazo indisimulado cuando se le decía o mostraba que lo que él llama democracia -tal como ésta convencionalmente se concibe- no es sino un fraude de tamaño catedralicio, un montaje colosal, una estafa enorme, cuidadosa y sutilmente diseñada y sostenida por las fuerzas y poderes que -detrás del colorido escenario de ideologías, partidos, instituciones y “opciones” electorales- realmente mandan: las corporaciones.


Mayormente a fuerza de palos, despidos, abusos, recortes salariales y escándalos de todo tipo, parece que por fin empieza a ser de dominio público el conocimiento de la monumental farsa (rematadamente abyecta y criminal) que es esta “democracia”.
Y cuando digo “esta” me refiero al tipo de democracia -falsa- existente en la práctica totalidad de los países occidentales, sujetos al sistema impuesto por la élite global corporativa (enraizada en las sociedades secretas, y representada en sociedades “discretas”, como el Grupo Bilderberg).


“La diferencia entre una democracia y una dictadura consiste en que en la democracia puedes votar antes de obedecer las órdenes”
Charles Bukowski


Se puede denominar mejor CORPORATOCRACIA o psicopatocracia. Pero llamar a esto democracia es poco menos que una ácida ironía, o un chiste de mal gusto. Sólo la reducida -pero bastante lúcida- población de un pequeño país como es Islandia parece haber dado el pistoletazo de salida ejemplificante, en una u otra medida, a través de un sorprendente y firme proceso de limpieza institucional y cambios estructurales efectivos.
Un caso digno de ser estudiado y emulado en lo mejor que el pueblo islandés ha desarrollado y logrado.

 



2. Yo no voto a fantoches, marionetas y cómplices de criminales. ¿Y tú?


Pero, ¿qué es esto que llamamos democracia? Cada 4 años, la misma farsa se escenifica de nuevo, y con los mismos bandos aportando el mismo tipo de bobos (o taimados) personajes de turno, llamados líderes políticos.

El público alelado (la sociedad en su mayoría), tan voluble a la manipulación, cae una y otra vez en el engaño, persuadido por una cuidada puesta en escena mediática e institucional que induce al ciudadano a creer que puede elegir entre dos o más legítimas opciones que lo representarán, a la hora de tomar las decisiones y gobernar.

Sin embargo, visto este despliegue desde la equidistante lucidez, la investigación avezada y el conocimiento cabal de lo que realmente sucede, nos surgen inevitablemente irónicas preguntas, seguidas de pragmáticas respuestas: ¿A quién elegirá el rebaño alienado la próxima vez? ¿Al títere azul, o al títere rojo?

En cualquier caso, los titiriteros son siempre los elegidos: el selecto y profundamente patológico (nocivo y genocida) Club formado por la Banca, la Alta Finanza, los Lobbys Industriales, los magnates/mangantes, la “Realeza”, la Aristocracia y todo lo que representan, desde los oscuros sótanos de la Humanidad (las sociedades secretas). Es decir, el Poder Corporativo y compañía.

Ellos vencen siempre, gane quien gane en las elecciones; porque ellos financian, condicionan, imponen y -por supuesto- manejan a sus títeres políticos. Son suyos. ¿O no te habías dado cuenta?


“La democracia sustituye el nombramiento hecho por una minoría corrompida, por la elección hecha merced a una mayoría incompetente”.
George Bernard Shaw
 
 
Nuestros “estados sociales, democráticos y de Derecho”, muestran tras ese barniz o fachada jurídica-institucional (que luce tan bien) una auténtica dictadura corporativa, edulcorada en su apariencia a través de la trola o estafa bipartidista (izquierda y derecha, “conservadores y progresistas”), para hacer creer a la gente que realmente pueden elegir, optar libremente. Pobres ilusos (perdidos en la ilusión, en el engaño).

¿Qué opción libre puede haber cuando toda elección supone siempre el triunfo y continuidad de la misma élite de magnates que controla y condiciona decisivamente a ambos partidos políticos (así como a todas las instituciones y áreas del estado)?
Las llamadas “elecciones democráticas” no pueden entonces merecer un calificativo más suave que ESTAFA. Y en verdad, merced a los nefastos resultados y consecuencias que implica este delito oficializado o instituido, tal denominación se queda muy corta.


”El elector goza del sagrado privilegio de votar por un candidato que eligieron otros”
Ambrose Bierce
 

En tal contexto, los llamados Jefes de Estado -los Presidentes de la República, y esos otros aún más prepotentes, retrógrados, descarados y elitistas llamados “Reyes”-, hacen el consabido papel de Maestro de Ceremonias, a las órdenes de sus Amos y compañeros corporativos.

Así, “el vulgar populacho”, desinformado, adocenado y rehén de la programación mental implantada en sus conciencias por el Sistema -a través de los mass media y las instituciones-, entrega y cede solícitamente en las urnas su poder y su soberanía a los lacayos de la élite global explotadora, durante otros cuatro años, para que dichos lacayos gestionen y administren dentro del marco y del itinerario impuestos de hecho por la selecta mafia que en verdad rige tras las bambalinas.




3. La sociedad alienada e indolente: “que nuestros representantes cumplan bien su función”


En las tertulias, bares, plazas o cocinas también se oye decir una y otra vez eso de “que los políticos hagan bien su trabajo” o “que lo solucionen ellos, que para eso les votamos y pagamos”.

Aún hoy, muchos ciudadanos desinformados (e ingenuos) se pronuncian en dichos términos, como si realmente aquellos políticos fuesen nuestros representantes y tuviesen la intención (o supiesen la manera) de resolver los problemas y cambiar las cosas, al margen de la voluntad de las corporaciones (a las cuales, de hecho, sí representan y sirven).





“Los científicos se esfuerzan por hacer posible lo imposible. Los políticos, por hacer lo posible imposible”
Bertrand Russell


El pueblo, resignado a su condición de rebaño inoperante, ignorante e incapaz de autodirigirse, simplemente se desentiende de la responsabilidad por su destino como colectivo, en una temeraria y casi suicida búsqueda de una egoísta e inconsciente comodidad individual, poniéndolo todo (hasta la vida) en manos de -en muchos casos- auténticos insensatos, incompetentes, desaprensivos y corruptos (eso sí, con sus títulos universitarios… y también sin ellos).

Tal dejación, desidia o negligencia colectiva es el campo ideal para que -cual malas hierbas- los pastores políticos medren, abusen, roben todo lo que puedan y estén dispuestos casi a cualquier cosa por disfrutar de mayor poder, fama y dinero; mucho dinero que las corporaciones les ofrecen -durante y después de su carrera política- en mil y una formas (dádivas, prebendas, tratos de favor, comisiones, contratos, regalos, sueldos extra, jubilaciones y pensiones astronómicas, puestos estratégicos, colaboraciones, recompensas, asociaciones, alianzas, financiaciones, promociones, subvenciones, patrocinios, ciclos de conferencias, etc).

Y es que el voluptuoso maridaje entre los poderes político y corporativo no se limita sólo a la compra de candidatos (y votos) o a la financiación de los propios partidos políticos y sus campañas, pues tal contubernio se ha hecho ya tan amplio, ostensible e indisimulado que la pléyade de escandalosos ejemplos de dominio público no sólo da asco, sino que objetivamente nos proporciona también el conocimiento del proceso que cursan estas tórridas relaciones, desde sus silenciosos inicios hasta sus llamativos y pomposos finales.

Así, hallamos el patrón operativo por el cual los políticos menos escrupulosos (y más ambiciosos), son discretamente captados y vinculados a las corporaciones de manera que puedan servir adecuadamente al Sistema.

Es por ello que los más serviles e inconscientes de ellos (y también los más taimados o abyectos) son prioritariamente aupados arriba en el escalafón, a través de sutiles (a veces descarados) y bien orquestados “movimientos de hilos” que en la apariencia semejan espontáneas manifestaciones de apoyo popular y de base al “nuevo liderazgo”.


Quitad los enormes sueldos, los privilegios y la impunidad a la profesión política, y veréis al 99% de “nuestros representantes” darse a la fuga. Por su parte, al restante 1% lo encontraréis muerto en su casa, asesinado “porque sabía demasiado”.


 

4. Ideologías, las semillas del averno

Con estas premisas, es fácil deducir en qué quedan los nobles principios e ideales (si alguna vez fueron realmente albergados), y porqué éstos son sepultados por los más asépticos y “moderados” (o los más viscerales y extremistas) credos políticos o ideologías, tan convenientes para el Sistema (y tan elásticas, cuando conviene).


Ideologías… menuda tomadura de pelo!!! Pero una estrategia, sin duda, muy bien diseñada para que las personas, gremios y comunidades se separen, enfrenten y debiliten entre sí por enfoques e ideas artificiales y distractivas, o por la deliberada y polémica presentación de puntos de vista opuestos, extremos o irreconciliables en cuestiones especialmente sensibles para la sociedad (aborto, eutanasia, soberanía territorial, homosexualidad, etc), reflejando con todo ello una sistemática aplicación de la maquiavélica máxima “DIVIDE Y VENCERÁS”.

 




Una montaña de estiércol vale infinitamente más que un puñado de ideologías. Lo diré otra vez: una montaña de estiércol vale infinitamente más que un puñado de ideologías.
Pensemos en que una montaña de estiércol podría abonar miles y miles de hectáreas de tierra cultivable que, así fertilizada, brindaría generosamente sus nutritivos y sabrosos frutos a los hombres durante años y años.

En cambio, basta una pequeña cantidad de ideologías -ya sean políticas, socioeconómicas o religiosas- para envenenar las mentes de los hombres, soliviantar sus corazones y corromper sus más nobles sentimientos, lo que conduce inexorablemente a la ruina y destrucción de individuos, tierras, naciones y continentes enteros, durante siglos y siglos…


“La filosofía implica una movilidad libre en el pensamiento, es un acto creador que disuelve las ideologías”
Martin Heidegger



5. La mordaza legal

Entre todo el encendido y virulento forcejeo político-ideológico, curiosamente, ninguno de los partidos mayoritarios promueve, presenta o aborda nunca el debate público acerca de revisar y replantearse la dinámica, estructura y naturaleza misma del sistema socioeconómico establecido, que es claramente el enorme caldo de cultivo donde proliferan todas las lacras, miserias y desastres que asolan a la población, en todo el mundo.






 El Sistema permanece entonces oficialmente incuestionable, y la posibilidad de dicho debate cuestionador es vista por las cúpulas de las formaciones políticas como un auténtico e innombrable tabú, el cual hay que evitar a toda costa, apartando y eliminando el tema de la atención de la gente, así como tachando inmediatamente de “ultras”, “radicales”, “antisistema” y “conspiranoicos” a quienes -legitimamente- osen levantar la voz en este sentido.

Cooññño, qué curioso!! Aquí al que no traga con TODO y se planta, enseguida le llaman ultra, “friki” o loco (cómo no). Vaya que hilan filo para manipular a la gente a través del uso de palabras calculadamente despectivas, viscerales, referidas a toda “oveja negra” que se salga del corral o enseñe a las demás ovejas la salida.

Así es que se promueve y se estila la ridiculización y el ninguneo sistemático desde las tribunas, noticieros y barracas de tertulianos.
Ahora bien, cuando “suena la flauta” y dicho frikismo se desarrolla inesperadamente desde puestos de alta responsabilidad y repercusión social, ya el loquito deja de ser anecdótico -y hasta gracioso- para convertirse en el objetivo inmediato de un “trabajo interno” de aniquilación, como sucediera con John F. Kennedy y Martin Luther King, por citar dos ejemplos paradigmáticos (los dos asesinatos sucedieron en EEUU, “la Meca de la Libertad”, figúrate).

Afortunadamente, no hay “trabajo interno” factible que pueda cargarse a los cientos de millones de frikis contestatarios que han proliferado y aumentan sin freno en las sociedades de todo el mundo.

Este hecho le sienta terriblemente mal al Sistema, que en su afán de perpetuarse y controlar a la población sólo piensa en generar más crisis, guerras y enfermedades, aplicando su trillada táctica del problema-reacción-solución. La sóla idea de la gente asumiendo su poder y tomando las riendas de su destino -prescindiendo de cualquier títere- le repele profundamente a la élite global (no es para menos, porque dicho escenario supondría su final).

Ni qué decir de la repulsión que esta élite siente hacia la información alternativa (imparable en Internet) que revela los hechos y dinámicas ocultas del poder, detrás de la lustrosa fachada que nos venden las instituciones y mass media, con su versión oficial (políticamente correcta, cómo no).

En verdad, nunca hubo una CENSURA más elaborada, sofisticada y potente como la que hoy en día ejercen sistematicamente los estados “democráticos” (por eso, estimado lector, lees este artículo -y encuentras estos temas y contenidos- en internet, en una web o blog de información libre/alternativa, y no en ningún otro medio de comunicación masivo tradicional).

Además, como “quien hace la ley hace la trampa”, el resultado en la práctica es que está prohibido terminantemente indagar, investigar y fiscalizar debidamente a los grandes agentes y poderes fácticos del Sistema, los que en realidad rigen el planeta: las corporaciones bancarias, financieras e industriales, junto a la clase real (el rey es inmune, inviolable e irresponsable ante la ley) y la aristocracia.





Ante todo ello, uno no puede menos que pararse y exclamar.”Pero… ¡¿QUÉ BROMA ES ESTA??!”. Y uno asimismo percibe con meridiana claridad que las élites dirigentes han estado tomándonos a todos por gilipollas durante demasiado tiempo.

Sin embargo, esos patológicos detentadores del poder han caído en el craso error de creer que todas las variables del juego estaban bien atadas y bajo su control, y que podrían siempre abortar o impedir cualquier aumento sustancial de consciencia individual y colectiva .

Y es que el malvado es astuto, pero no realmente inteligente, pues en el colmo de su necedad ignora u olvida algunos hechos fundamentales, auténticamente de perogrullo:
  1. Todo lo que tiene un inicio, tiene un final
  2. Se cosecha lo que se siembra
  3. Las civilizaciones más avanzadas y ordenadas duraron más tiempo que aquellas afectadas gravemente por la corrupción en todas sus áreas. Aún así, todas se han extinguido
Así pues, la gilipollez ha estado muy bien repartida (aunque unos la disfrutaran más que otros), si bien ahora pesa extraordinariamente más en quienes -de un modo u otro- siguen aferrándose al viejo paradigma del abuso, la explotación, la codicia, la depredación, la violencia y la tiranía. Que tengan feliz cosecha.
El resto de nosotros, salimos de ese carril suicida para comenzar de nuevo, sobre más puros y sensatos paradigmas. Se acabó el juego. GAME OVER. Sayonara, baby.


6. Pan y Circo (político-televisivo)

En un panorama donde los sindicatos -igual que los partidos políticos- son en la práctica meras comparsas y apéndices del Sistema (siendo los líderes sindicalistas unos cómplices bien pagados), los afiliados de base, impotentes, son considerados por la élite como tontos útiles, tal como también lo fueron los profesionales sanitarios en el caso de la Gripe A (y en tantos otros).

 Así, en las cúpulas sindicales la “patata caliente” de la responsabilidad por el apoyo y complicidad con los oligarcas es celosamente tapada dentro de la olla express de los pactos, favores, dádivas y sueldos en expansión.
Por lo demás, nadie en las instituciones y organismos públicos parece darse por enterado de todos estos hechos, y mucho menos se denuncian los flagrantes abusos y atropeyos al colectivo social. Todo el mundo prefiere perder su dignidad y hasta su alma, antes que su trabajo (aunque sea de “contrato basura”).

Mientras, las culpas por cualquier error o pifia visible son pasadas de unos a otros en un escaqueo sin fin. Eso sí, en lo que todos están de acuerdo -pues de hecho lo consienten y amparan- es en que el pueblo (y sobre todo las clases más desfavorecidas) pague los platos rotos de todas las crisis; lo cual no debe sorprendernos, viendo que el propio pueblo en su mayoría también lo consiente, limitándose a maldecir y a seguir colaborando con el Sistema que los oprime.

Y aunque es palpable que la gente va tomando mayor conciencia de qué es y cómo funciona todo este montaje, demasiados hay todavía que están bien distraídos y absorbidos en sus luchas y quehaceres diarios (centrados en sobrevivir, muchas veces), de modo que sus ratos de ocio son para ver la tele, el fútbol u otras actividades distractivas o evasivas, cuidadosamente preparadas por el Sistema para su fiel rebaño.

Pues no sólamente ha funcionado muy bien -desde la antigua Roma- el binomio de “Pan y Circo”, sino que incluso basta con el Circo mediático para mantener a las masas alienadas, aún cuando el Pan ya empiece a escasear. Tal es el grado de entontecimiento de una sociedad desempoderada, inconsciente, débil y dependiente de sus controladores.
Una sociedad borreguil que, embobada ante la televisión -aunténtica arma para el adoctrinamiento y programación mental, al servicio de las corporaciones- traga lo que la echen (aún con profundo hartazgo y arcadas) y va hacia donde la dirijan.





“Cuando un pueblo se ha vuelto incapaz de gobernarse a sí mismo y está en condiciones para someterse a un amo, poco importa de dónde procede éste”
George Washington


Ciertamente, el sector desinformado del colectivo social -el más grande- persiste en dormir sobre puntiagudos lechos de faquir. En una actitud a mitad de camino entre el masoquismo y la pasividad comodona (al evadir su co-responsabilidad), los ciudadanos siguen entrando al trapo de la farsa del modelo político, económico e ideológico vigente, y se dedican a despotricar, denigrarse y pelear entre sí, dando rienda suelta a la maledicencia y al escarnio que la televisión convenientemente se encarga de azuzar, retroalimentar y amplificar todos los días.

En vez de unirse todos -superando prejuicios y diferencias artificiales- en torno a aquellos principios y puntos básicos que a TODOS importan (cumplimiento de los Derechos Humanos, transparencia institucional, protección de la naturaleza, implementación de las tecnologías armónicas suprimidas, etc) como seres humanos que desean vivir en paz… Aunque aún hoy, gracias a las ideologías, muchos realmente no desean vivir en paz.

Porque las ideologías -como se ha comprobado hasta la saciedad siglo tras siglo- hacen añicos los más puros y genuinos ideales, al fomentar la separación, el odio y el enfrentamiento entre los seres humanos. Así de claro, y así de evidente hoy en día, como en el pasado.



7. Ante la farsa, ABSTENTE… y ACTÚA

Empero, cada vez más espectadores pasivos dejan de serlo y abandonan la sala, hartos del engaño… y dispuestos a desmantelarlo, construyendo activamente nuevas alternativas y apoyando las ya existentes, acerca de cómo vivir en una sociedad más humana y armónica, al margen de corruptos, parásitos, lunáticos, inconscientes e incompetentes (por muchos títulos y correculos -perdón, currículos- que tengan).






“Uno que no sepa gobernarse a sí mismo, ¿cómo sabrá gobernar a los demás?”
Confucio


Si realmente no hay más que una opción a elegir, disfrazada de dos partidos mayoritarios y aparentemente diferentes, ningún ciudadano tiene porqué sentirse obligado a participar en una farsa como son las llamadas “elecciones”, para que luego cualquier tipo de voto -incluido el voto en blanco- sea asumido por el poder como un implícito apoyo al Sistema en su conjunto.
La abstención respecto de este tipo de falsas elecciones democráticas -y ante la ausencia de formaciones políticas que representen una auténtica alternativa-, sí aparece entonces como una razonable y catalítica (aunque transitoria) opción, superando el “café para todos” electoral.

Hablamos aquí de una abstención que, lejos de ser una irresponsable dejación de deberes cívicos (como los cínicos y desinformados suelen decir), es -al contrario- un plante consciente, responsable y rotundo ante la coartada institucional de unas elecciones fraudulentas convocadas en el marco de una falsa democracia que encubre un sistema socioeconómico ATROZ, cuyos nefastos frutos contemplamos hoy en toda su escalofriante magnitud (y al árbol se le conoce por sus frutos).

Se trata por tanto de la legítima y lúcida (necesaria también) desobediencia civil pacífica ante la arbitrariedad, el abuso, el crimen y el despotismo sistemáticos de un poder corporativo impune y despiadado. Un plante acompañado, además, de un firme y activo compromiso por la construccción, desarrollo e implementación de genuinas alternativas, verdaderamente justas, benéficas y viables.

Y lo más interesante -algo que se acerca más y más-, es que la abstención electoral y el activismo social sean tan grandes que todo el Sistema comience a tambalearse de forma irremisible, ante la evidente y reveladora ausencia de apoyo popular.

Porque cuando la enorme abstención termine de organizarse, coordinarse y vertebrarse, para actuar y decidir desde la integridad y la consciencia como un sólo ser -proceso que está desarrollándose a gran velocidad-, entonces no habrá lugar en todo el planeta donde los corruptos puedan reclinar la cabeza (ni esconderse).

Y aún con ello, sólo habremos comenzado, porque -y esto es fundamental que se entienda, de una vez por todas- ningún auténtico y duradero cambio colectivo en el exterior puede proyectarse en ausencia del correspondiente CAMBIO INTERNO en una cantidad suficiente de individuos (esto es, la masa crítica).

Pues “aunque la mona se vista de seda, mona se queda”. Entonces, ya es tiempo de ponernos también a trabajar en nosotros mismos, interiormente, y superar -sin más demora- nuestra animalidad, sanando nuestros bloqueos, contradicciones e impulsos descontrolados. Sólo esa limpieza, sanación y reconexión profunda con nuestra esencia y con todo lo que nos rodea nos permitirá dejar de ser perturbados homínidos tecnológicos (que ponen su existencia en contínuo riesgo) o alienadas y sumisas ovejas de corral, para madurar de forma integral y realizarnos como seres humanos hechos y derechos; lúcidos, serenos y empoderados.

Así, lo más sensato y acertado sería que la población no sólamente se informara (en fuentes alternativas e independientes), sino que se FORMARA Y REEDUCARA, para aplicar en la práctica los conocimientos clave que -respecto a todas las áreas- hoy fluyen como nunca en Internet (los censuradores, sobrepasados e impotentes, tendrían literalmente que cargarse toda la red para quizás apenas retrasar -que no detener- el proceso).
Un cordial saludo a todos los honrados desobedientes, lúcidos abstencionistas y soberanos integrales, activos creadores de la Nueva Humanidad.

A través de objetivos claros e inmediatos como la reforma de la política, de la ley Electoral y de la Constitución por vía del Referéndum, se persigue hacer realidad la democracia real, directa y participativa, donde el poder y la soberanía residen en el pueblo (tal como han hecho los islandeses, mostrándonos a todos su extraordinario -y silenciado- ejemplo). Eso es democracia, como la propia etimología de la palabra indica (“el poder o gobierno del pueblo”). Y lo demás son gaitas pinchadas.
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Artículo originalmente publicado en El Blog Alternativo

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