Lamentablemente vivimos en una era infestada de consumismo inutil. Mirando por la mañana el aparato para idiotizar mentes, era increible la cantidad de publicidades incitando el consumo de implementos raros y de dudosa utilidad.
El control remoto indemne al manoseo de tanto cambio de canal, parece no reaccionar ante tanto acoso publicitario. Estas son las famosas publicidades del “YA”, que comunmente denomino como la era del “yaismo” - Compre ya – Llame ya -. El “yaismo” esta marcado a fuego en la mente del consumidor comun (y no solo me refiero a ese tipo de publicidad en concreto)
Es bien conocido para alguien que estudia publicidad, que las empresas que necesitan ubicar un producto en el mercado, primeramente deben hacer un estudio de marketing para saber a quienes va destinado el producto y por ende que genere el futuro lucro en cuestión. Hasta aquí todo bien. No me parece mal hacer publicidad para vender un producto (despues de todo; todos tenemos que comer… ¿no?).
Lo que si es cuestionable es la voracidad a la que se hace gala en este tipo de publicidades. Son verdaderas maquinarias de estrujar cerebros. Promocionan sendos productos que parecen ser la panacea a todos sus problemas. Minutos incontables de palabrerías y actuaciones dignas de cualquier teatrucho de kermés; estas publicidades emplean el metodo de fuerza bruta para hacer resaltar un producto y venderlo como algo que realmente sirve.
Pero mas allá de toda parafernalia publicitaria, el trasfondo que hay que ver aquí es el siguiente:
- ¿realmente me sirve eso que me están vendiendo?
- ¿tengo la necesidad inmediata de tener ese producto a la brevedad?
El publicitario, comunmente recurre a técnicas denominadas de “ingeniería social”. Me refiero con esto precisamente, a todo artilugio, tretas y técnicas más elaboradas a través del engaño de las personas. La ingenieria social no es nada nuevo, de hecho la publicidad ha hecho uso de sus proezas desde el inicio de la misma.
Aplicando este recurso, el publicitario maneja a voluntad los gustos y deseos de una vasta generalidad de personas. Las masas por lo general no piensan por si mismas y siempre están influenciadas por conceptos preconcebidos por otros cerebros. Piensan como un todo, como una globalidad. La objetividad del sujeto esta encuadrada a las directrices del conjunto (piensa como nosotros porque sino ya no encajas con nosotros). Recuerden claramente el mito de la cueva de Platón que se vio anteriormente.
El nazismo aplico la propaganda (que no es lo mismo que publicidad) a su máxima expresion. Gobbels fue producto de estudio, considerado como uno de los precursores del marketing social y la comunicación politica actual.
La publicidad del “llame ya” y otros tipos de publicidad propician el “no pensar”. Compramos un celular porque tiene camara de tantos megapixels o porque viene con GPS tal y tal y otras tantas menudencias que tal vez nunca usemos pero que debemos tener; porque sino quedamos como unos idiotas en la reunion de entremesa de amigos, etc. En una palabra señores; eso se llama vulgarmente “caretaje” y hay dos remedios que nos salvan de ello. Uno, nos lo otorga nuestro propio intelecto, proporcionandonos la facultad de “pensar y decidir”, y el otro gran remedio es la “personalidad”, la cual nos mantiene indemnes ante tanta frivolidad y estupidez humana.
No debemos pensar que todo es mentira ni que todo es verdad cuanto nos ofrecen en determinada publicidad; quizás es mejor pensar que la información que nos llega es una verdad a medias.
Debemos estar convencidos que nosotros; los que pensamos, tenemos la gran virtud de decidir que es verdad y que es bueno para nosotros. Y eso… , eso es algo que no se vende en ninguna publicidad….
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