El Catafracto

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domingo, 27 de febrero de 2011

Libros: La Decadencia de Occidente - Oswald Spengler





Spengler el visionario de la Historia Mundial.

        
         Hoy voy a presentarles - a mi humilde criterio -,  uno de los libros más maravillosos que he leído. Tuve la enorme fortuna de recorrer una gran librería donde se encontraban notables libros de filosofía y ensayos. Entre varios libros en mano y hojeando uno por uno, me encontré con este libro increíble - que si bien ya lo conocía, no había reparado mucho en el -. Empecé a leer y me sumergí en una lectura profunda; a la cual no perdí ni un instante en saber que ese tomo tenía que integrar mi biblioteca. Compre el libro (La Decadencia de Occidente (Vol. II). Lamentablemente el volumen I no lo tenían y tuve que empezar a leer el volumen II (el cual se puede leer sin problemas si no se cuenta con el volumen I).

          Resumir estos dos libros  - 1918: La Decadencia de Occidente (Vol.I) – y -  1922: La Decadencia de Occidente (Vol. II) -; es una tarea harto difícil teniendo en cuenta la suma profundidad y complejidad de los temas que trata.

         Libros de delicada y densa lectura (no es un libro amigable para cualquiera); Spengler deja a las claras su profunda erudición en varias ramas del saber (su lectura; me hizo de uso obligatorio recurrir a ciertas fuentes para ampliar o refrescar ciertos conocimientos anquilosados). Son libros densos en su lectura – como mencione anteriormente -;  ya que es sumamente académico en sus asertos y amalgama conceptos entre una u otra temática con notable maestría. Sin embargo la cantidad de información y la riqueza de criterios y contenido es tan vasta, que la lectura es amena y nos insta a seguir sumergiéndonos en la búsqueda de más y más conocimiento.

          - Ahora, bien; ¿De que habla la Decadencia de Occidente? -  Spengler hace un bosquejo de una morfología de la historia universal – como esta ilustrado en la tapa de su publicación -. El autor hace una observación de todas las etapas que han atravesado todas las culturas a lo largo de la historia. Trata a las civilizaciones como meros objetos orgánicos; los cuales nacen, se desarrollan y crecen; para luego llegar inexorablemente a su muerte.

        La fase de “civilización” se caracteriza por drásticos conflictos sociales, movimientos de masas, continuas guerras y constantes crisis. Todo ello conjuntamente con el crecimiento de grandes “megalópolis”, vale decir: enormes centros urbanos y suburbanos que absorben la vitalidad, el intelecto, la fuerza y el espíritu de la periferia circundante. Los habitantes de estas aglomeraciones urbanas – comprendiendo al grueso de la población – se convierten en una masa desarraigada, desalmada, descreída y materialista, sin más apetitos que el pan y el circo instrumentados para mantenerla medianamente conforme. De esta masa provienen luego los felahs subhumanos, típicos representantes de una cultura moribunda.

Con la fase de la civilización viene el gobierno del dinero y sus herramientas gemelas: la democracia y la prensa. El dinero gobierna al caos y sólo el dinero saca provecho del mismo. Pero los verdaderos portadores de la cultura – las personas cuyo espíritu todavía se identifica con el alma de la cultura – sienten repugnancia ante este poder plutocrático y sus felahs servidores. Consecuentemente, se movilizan para quebrar este poder y tarde o temprano tienen éxito en su empresa pero dentro del marco de una sociedad ya masificada. La dictadura del dinero desaparece pero la fase de la civilización termina dando lugar a la siguiente, que es la del cesarismo, en dónde grandes hombres se hacen de un gran poder, ayudados en esto por el caos emergente del último período de los tiempos plutocráticos. El surgimiento de los césares marca el regreso de la autoridad y del deber, del honor y de la estirpe de “sangre”, y el fin de la democracia.

Con esto llegamos a la fase “imperialista” de la civilización, en la cual los césares con sus bandas de seguidores combaten entre si por el control de la tierra. Las grandes masas o bien no entienden lo que sucede, o bien no les importa. Las megalópolis se deshabitan lentamente y las masas poco a poco “regresan a la tierra” para dedicarse a las mismas tareas agrarias que ocuparon a sus antepasados varios siglos atrás. El frenesí de los acontecimientos pasa por sobre ellos. Y en ese momento, en medio de todo ese caos, surge una “segunda religiosidad”; un anhelo a regresar a los antiguos símbolos de la fe de esa cultura. Las masas, fortificadas de ese modo, adquieren una especie de resignación fatalista y entierran sus esfuerzos en el suelo del cual emergieron sus antepasados. Contra este telón de fondo, la cultura y la civilización creada por ella, se desvanecen.

        Si bien se trata mucho sobre lo que es la propia historia de las civilizaciones en si mismas, Spengler ahonda en aspectos que para muchos pueden parecer inverosímiles o de poca importancia. Con gran riqueza de contenido, el autor analiza y explica el sentido de los números, las artes plásticas, la arquitectura y la música. Profundiza también sobre la situación del ser humano en su plano espiritual, en constante conflicto con todo el aspecto material que lo rodea; desde su origen social en clanes y su hábitat en aldeas hasta llegar a las grandes ciudades. Temas como los estados, sus leyes, las religiones, el dinero, etc. son tratados con precisión quirúrgica.

          Spengler resalta que la historia no debe estudiarse de forma lineal, ya que esta se mueve por ciclos definidos, observables.
         
          Comentar algo más sobre La Decadencia de Occidente no tiene sentido. Es una obra cumbre que deben leerla por si mismos. Van a poder reflexionar y darse cuenta que el señor Spengler tenía razón; que el mundo va naufragando en aguas torrentosas y estamos muy jodidos…



LA DECADENCIA DE OCCIDENTE
(Oswald Spengler)







1 comentario:

  1. Excelente reseña. Me ha resultado útil. Tengo los dos volumenes y quería saber si la lectura era espesa. Ya veo que sí. Espero que no llegue a la opacidad de La dialectica de la ilustración. Habrá que coger el toro por loa cuernos. Gracias y un saludo.

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